La calefacción con pellets colabora en la
reducción de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Además, los pellets
no contienen azufre, por lo que disminuye la lluvia ácida, se fomenta también
la limpieza de montes y se evitan incendios al recogerse los residuos de podas
o limpiezas. Finalmente, la ceniza que producen es totalmente biodegradable y
puede ser utilizada como abono.
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